Las Habilidades Sociales,
son el conjunto de conductas que nos permiten interaccionar de forma
óptima tanto en nuestro entorno como con otras personas estableciendo
relaciones interpersonales.
Dichas conductas son aprendidas desde el
momento en que venimos al mundo, casi de forma accidental aprendemos a
comportarnos adecuadamente en diferentes contextos, por tanto la
adquisición de habilidades sociales implica automatizar una serie de
reglas y normas que se establecen en función de las condiciones
socio-culturales e incluso morales. De esta forma determinadas conductas
que pueden resultar apropiadas para algunas personas pueden no serlas
para otras personas de diferente cultura o religión, como puede ser
eructar en la mesa, enseñar las manos al hablar, saludar con un abrazo…
Las Habilidades Sociales también surgen
de forma intrínseca al individuo, el cual siente deseo desde la
infancia de pertenecer a un grupo con el cual se identifica y quiere
participar formando parte de él. Podemos afirmar que el ser humano es un
ser social por naturaleza. ¿Pero qué ocurre en los niños/as con
Trastorno del Espectro Autista?
Una de las grandes dificultades con las
que se encuentran las personas con TEA en su día a día es precisamente
la comprensión e interiorización de normas sociales así como su
expresión. En muchas ocasiones pueden mostrar rechazo a situaciones que
implican poner en marcha los mecanismos de socialización, ya que la
exposición a dichas situaciones genera en ellos mucho estrés y ansiedad.
Pero como bien hemos comentado anteriormente, las Habilidades Sociales
son conductas mayoritariamente aprendidas por lo que un niño/a con
Autismo puede aprenderlas. La única diferencia es que dicho aprendizaje
debe hacerse de forma explícita ya que el niño/a con TEA probablemente
no lo aprenderá a través de la imitación o la observación.
¿Cómo fomentamos las Habilidades
Sociales? Cuando un niño/a no sabe nadar, le llevamos a una piscina a
que aprenda a nadar, si no sabe montar en bici, vamos a un parque a
enseñarle, es de esperar entonces, que las habilidades sociales deben
entrenarse de forma diaria en los ambientes naturales del niño/a donde
existan oportunidades de socializar e interactuar con otros niños/as y
adultos.
En los hogares de los niños/as y
concretamente en sus rutinas diarias se da un mundo de oportunidades
para entrenar las habilidades sociales, es por esto, que debemos
fomentarlas, ayudando a los familiares a enseñar a sus hijos/as a
relacionarse desde que son pequeños.
El objetivo es ir exponiendo de forma
progresiva al niño/a a situaciones que requieran alguna conducta social
por parte del niño/a. Nunca debemos obligar a ningún niño/a a exponerse a
una situación para la que no está preparado. Pensad que no todas las
personas disfrutamos de la misma manera de la compañía de las personas o
de la participación en encuentros o reuniones. Hay que respetar el
deseo de cada niño/a por iniciar un acto social. Nosotros podemos darle
la oportunidad de aprender a hacerlo respetando su propio ritmo
evolutivo.
A continuación ofrecemos 5 ideas para fomentar las Habilidades Sociales en casa:
1. Potencia el saludo y la despedida cada
vez que un miembro de la familia llega a casa o sale de ella. Coge su
mano y desde atrás moldea su mano para ponerla en contacto con la
persona que saluda. Mano con mano y verbalizando únicamente la palabra
(hola, buenos días, buenas noches, adiós ) y el nombre de la persona a
la que saluda (papá, mamá, Pepe…).
Repite esta acción cada día de la misma manera y ve retirando la ayuda poco poco.
De la misma forma
puedes hacerlo con personas familiares de su entorno como puede ser un
vecino, un dependiente del supermercado, el enfermero en la visita al
médico o con otros niños/as en un parque. ¡El día tiene multitud de
oportunidades para acercarnos a saludar!
2. Establece un panel visual de normas sociales en casa
en función de vuestras rutinas y de las características de tu hijo/a.
Repasa las normas de forma diaria o semanal y recompensa cualquier
esfuerzo por realizarlas, por ejemplo:
3. Crea situaciones que propicien la interacción y la socialización.
Invita a amigos o vecinos a jugar en casa. Esto quiere decir que al
principio vendrán 10 minutos a casa pero puedes ir aumentando el tiempo
de forma progresiva. Establece una tarea concreta. Por ejemplo ver su
película favorita o jugar con pintura de dedos, cualquier actividad que
sea muy motivadora para él/ella y la disponga cuando vengan los
amigos/as.
4. Actúa como mediador de la relaciones interpersonales
que se establecen en el parque o lugares donde hay más niños/as. Para
esto es importante que dejes que libremente interaccione con otros
niños/as. Tú papel aquí es mediar para guiar y redirigir las conductas
inapropiadas. Por ejemplo tu hijo/a puede querer jugar con otro niño y
lo manifiesta empujándolo, acércate y explícale cómo debe hacerlo. Usa
apoyos visuales que garanticen la comprensión. Puede ocurrir que le
quite el juguete a otro niño/a y éste se enfade, enséñale a pedirlo a
través del lenguaje o de su agenda de comunicación y cuéntale al otro
niño la forma de comunicar de tu hijo/a. Lo comprenderá y le ayudará en
la próxima ocasión.
5. Utiliza el Role-playing para recrear situaciones. El
Role-playing es la recreación de situaciones que pueden ser reales pero
implican un componente ficticio que nos permite asumir un papel
determinado. De esta forma los niños/as aprenden a ponerse en el lugar
de otra persona, a recrear diferentes formas de comportamiento o incluso
de imagen sin que impliquen una amenaza para el niño/a debido al
contexto y con una carga menor de estrés.
Realiza diferentes
escenarios que sean familiares para tu hijo/a. El parque, la escuela,
casa abuela, la piscina… Disfruta de la elaboración junto a él/ella y
una vez lo tengáis , ¡en marcha! la estrategia de Role playing puede ser
utilizada para ayudar al niño/a a que te cuente cosas que ha vivido en
un determinado lugar y también trabajar la inflexibilidad que pueden
mostrar algunos niños/as con autismo a encontrarse a algunas personas en
ambientes que no son los habituales.
6. Expón a tu hijo/a diversos contextos que impliquen normas de comportamiento diferentes.
Cada lugar o situación requiere de distintas estrategias, es por esto
que nunca debemos evitar acudir a reuniones, comercios, parques, cine,
casa de familiares… El proceso debe ser progresivo pero si no fomentamos
la acomodación a las situaciones de la vida cotidiana estamos limitando
las posibilidades de adquirir habilidades sociales necesarias y básicas
para desenvolverse en la sociedad. La única forma de aprender a
comportarse y desenvolverse de forma adecuada en un lugar es exponerse a
dicha situación de forma repetida.
Recuerda que nadie mejor que tú
conoce a tu hijo/a. Tú tienes infinitas posibilidades de enseñar a tu
hijo/a a mejorar sus habilidades Sociales, ¡solo es cuestión de empezar!
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